Un inesperado repunte de intoxicaciones por hongos silvestres tiene en alerta a las autoridades sanitarias de California. Entre mediados de noviembre y la primera semana de diciembre, el Sistema de Control de Envenenamientos del estado ha registrado 21 casos de envenenamiento por amatoxinas, la toxina asociada a especies como la Amanita (conocida popularmente como “hongo de la muerte”), que han dejado un adulto fallecido y múltiples pacientes, entre ellos niños, hospitalizados con daño hepático severo.
Los escenarios geográficos reportados concentran episodios en el centro de California con foco en el condado de Monterey y áreas del Área de la Bahía de San Francisco, aunque las autoridades advierten que la presencia del hongo y el riesgo son potencialmente estatales dada la meteorología húmeda de la temporada. Los expertos recuerdan que estos hongos prosperan en suelos húmedos y cerca de árboles de hoja caduca, y que su apariencia puede engañar incluso a recolectores con experiencia.
Clínicamente, la amenaza es silenciosa: los primeros síntomas náuseas, vómitos, dolor abdominal pueden ceder, dando una falsa sensación de recuperación, mientras la amatoxina progresa y provoca insuficiencia hepática en 48–96 horas en casos graves. Varios pacientes han requerido cuidados intensivos y al menos uno fue evaluado para trasplante hepático. Ese cuadro clínico explica la urgencia de la alerta pública y la recomendación de buscar atención médica inmediata si hay sospecha de ingestión.
Las autoridades sanitarias incluido el Departamento de Salud estatal y los servicios locales han pedido a la población evitar la recolección de hongos silvestres por ahora y han intensificado la difusión de mensajes multilíngües para alcanzar comunidades rurales y recreativas donde la práctica de forrajeo es habitual. Además, se insta a los médicos a reportar casos sospechosos al sistema de control de envenenamientos y a comunicarse con los centros de toxicología para orientación clínica.
Detrás de la advertencia hay también una lección pública: en épocas de lluvias y abundancia, la naturaleza ofrece alimentos que pueden ser letales. La recomendación es simple y tajante: si no compra el hongo en un punto de venta regulado, no lo consuma. Para quienes sospechen exposición, el número nacional de control de envenenamientos y los servicios locales deben ser contactados sin demora.




