Una tormenta torrencial desencadenó caos y desesperación en San Diego, dejando a residentes atónitos mientras las inundaciones repentinas invadían la ciudad.
El martes, los afectados se enfrentaron a la dolorosa tarea de sacar muebles empapados y embarrados de sus hogares tras registrar el cuarto día más lluvioso en casi 175 años.
Con asombrosas 2.73 pulgadas de lluvia en un solo día, la ciudad costera vivió un drástico contraste con su imagen de paraíso costero, sumiendo calles y autopistas bajo el agua.
Vehículos arrastrados, evacuaciones masivas y el desbordamiento de ríos San Diego y Tijuana marcaron el impacto catastrófico.
El gobernador de California, Gavin Newsom, declaró estado de emergencia para los condados de San Diego y Ventura, criticando la respuesta local y señalando la magnitud de los daños causados por las tormentas invernales.
La Cruz Roja instaló refugios de emergencia, mientras los residentes expresaban su shock ante la vulnerabilidad de la infraestructura de aguas pluviales, instando a inversiones cruciales para evitar que esta situación se convierta en la nueva normalidad para San Diego.
La ciudad enfrenta ahora una tarea monumental de recuperación, mientras cientos de personas fueron rescatadas de sus hogares y se evalúan los daños.
Las autoridades destacan la necesidad urgente de mejorar la infraestructura para prevenir futuras tragedias, revelando la fragilidad del sistema de aguas pluviales y la imperativa necesidad de inversiones significativas en el futuro.
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