El líder del golpe de Estado perpetrado este martes en Madagascar, coronel Michael Randrianirina, ha sido investido este viernes como “presidente para la refundación de la República de Madagascar”. El Ejército tomó el poder en la nación insular esta semana tras las protestas lideradas por jóvenes que obligaron al presidente Andry Rajoelina a huir.
Rajoelina, a quien los legisladores destituyeron después de que se exiliara en el extranjero el fin de semana, ha condenado el golpe y se ha negado a dimitir a pesar de las deserciones generalizadas en las fuerzas de seguridad.
Sin el uniforme militar y vestido con un traje oscuro, corbata azul y camisa blanca, Randrianirina ha jurado el cargo durante una ceremonia en la sede del Alto Tribunal Constitucional en la capital, Antananarivo: “Juro que ejerceré el poder que se me ha confiado y dedicaré todas mis fuerzas a defender y fortalecer la unidad nacional y los derechos humanos”.
El coronel es el líder del Cuerpo de Administración de Personal y Servicios del Ejército de Tierra (CAPSAT), la poderosa unidad militar de élite que derrocó el pasado martes a Raojelina. Randrianirina había declarado anteriormente que el Ejército había tomado el poder y disuelto todas las instituciones, excepto la cámara baja del parlamento. Crearán un consejo compuesto por el Ejército, la Gendarmería y la Policía Nacional, al que se podrán incorporar civiles, que dispondrá de un plazo máximo de dos años para “reconstruir los cimientos de la nación”.
Júbilo en la población, condena internacional
El golpe de Estado ha sido recibido con júbilo por los manifestantes, pero la comunidad internacional ha condenado el levantamiento militar. La Unión Africana (UA) suspendió este miércoles a Madagascar de todas las actividades de la organización hasta que restaure el orden constitucional.
Asimismo, la Comunidad de Desarrollo del África Meridional (SADC), bloque regional integrado por 16 países, expresó su “alarma” ante el golpe, que tildó de “grave amenaza” para la paz, la estabilidad y el orden democrático de este país insular del sudeste de África.
Madagascar atraviesa una profunda crisis desde el 25 de septiembre, cuando estallaron masivas protestas impulsadas por jóvenes de la generación Z indignados por los constantes cortes de electricidad y agua.
La generación Z impulsa un cambio global
Las movilizaciones juveniles evolucionaron hacia un movimiento antigubernamental que reclamaba la dimisión de Rajoelina, acusado de corrupción, nepotismo y malversación de fondos públicos, y que se resistía a abandonar el poder pese a la presión en las calles. La población de Madagascar, de unos 30 millones de habitantes, tiene una edad media inferior a los 20 años, y tres cuartas partes de la población vive en la pobreza.
El de Madagascar es el último caso de una revuelta surgida en redes sociales y que ha hecho tambalear al poder del país. Con más o menos éxito, en los últimos meses se han repetido protestas de la generación Z en países de casi todos los continentes: Nepal, Marruecos, Bangladés, Madagascar, Indonesia y, en los últimos días, Perú.
A diferencia de otras llamadas a la acción que derrocaron gobiernos y regímenes de forma simultánea como la Primavera Árabe, donde el punto común era la cultura o la religión, ahora el hilo conductor es la franja generacional (nacidos entre 1997-2012) y la organización masiva a través de redes sociales o canales propios de los gamers (como Discord), que han tomado como símbolo la calavera del manga y anime japonés One Piece.
You must be logged in to post a comment Login